#1
21-07-2024, 06:15 PM
Hola! ^.^
Me gustaría compartir mi experiencia con la reproducción de las Corydoras pygmaeus y espero que os pueda ser de utilidad e interés!! Vaya por delante que soy novata total, llevo muy poquito tiempo en el hobbie y me ha tocado leer y documentarme mucho para hacerlo realidad.
Advierto que este post va a ser largo...
Antes de nada, debo hacer una pequeña introducción: las pygmis vivían inicialmente en un acuario «comunitario» (urna cúbica de 64L). Un gupito de 12 Corydoras pygmaeus, bien consolidado y con mucha actividad reproductiva. Compartían acuario con un grupo de 10 neones inessi, una Corydora trilineatus huérfana de cardumen y un Betta macho (se suicidó, ya no está). Ah, además de un par de Helenas.
Pues bien; en cada puesta que hacían, veía como la trilineatus se volvía loca y se lanzaba a buscar los huevos y no paraba hasta no dejar ni uno. Mi mayor ilusión era que alguno quedara lo suficientemente bien escondido para poder desarrollarse y eclosionar, pero obviamente luego estaba el detalle de que el alevín fuese capaz de sobrevivir en ese difícil entorno... Pasaba el tiempo y no veía que las puestas saliesen adelante, hasta que un día me planteé la posibilidad de intervenir e intentar sacar adelante una puesta. Así es como comencé a documentarme como una loca. Y entonces, se me ocurrió una idea.
Resulta que yo tenía en funcionamiento desde hacía +- 3 meses una paridera externa (Fluval de 1,9 litros de capacidad) que había servido como maternidad para un grupo de Neocaridinas. Según iban pariendo, las devolvía al gambario dejando solo a las crías y para el momento en el que me planteé lo de las corys, aquello era una guardería de +- unas 50 neos entre bebés, parvulitas y preadolescentes, quienes al alcanzar el tamaño suficiente para no ser apetecibles para la psicópata de Emily Rose, la Betta hembra que vive en el gambario, pues también se «graduaban» de mayores y se iban al gambario.
En el tiempo que llevaba montada la maternidad/guardería de las neos, allí se había generado un pequeño ecosistema lleno de vida; les había puesto musgo de Java, un pequeño helecho de Java en una piedra, mini hojas de Catappa y mini piñas de Aliso, todo aderezado con una buena capa de mulm que se había generado y que yo no sifonaba. También había un pequeño ejército de caracoles physa y falsos planorbis, y se había comenzado a generar una población de diversos gusanitos, copépodos y demás fauna microscópica. Ah, también tenía plantas flotantes y un poco de Riccia que también dejé flotando, colocada justo en la entrada de agua de la paridera que se había convertido en un mini acuario con mucha vida.
La paridera estaba instalada en el acuario donde tenía a las pygmis, por lo que el agua provenía de allí:
La preparación previa fue sencilla: dejé unas 15 gambitas de las más pequeñas y puse una pequeña capa de arena del acuario de las pygmis en el fondo, entremezclada con el mulm. Listo, ya tenía dónde colocar los huevos!
Ahora tocaba esperar una puesta, que menos mal ellas suelen ponerse al lío por las mañanas, jajaja. Y la verdad es que lo hacen con mucha frecuencia, cada 2 semanas más o menos. He de confesar que me daba muchísimo reparo la parte de coger los huevitos: son taaaaan pequeños! Si los coges muy pronto, los destrozas. Y si esperas mucho, se los come la gorda (la trilineatus)... Además, las pygmis no son mucho de poner huevos en los cristales; en mi experiencia con las mías, diría que quizás el 10%. El resto lo ponen en las hojas y lo jodido es que las cabroncetas gustan de pegarlos por debajo de las hojas... Tampoco ponen muchos huevos cada vez y para más inri, se mueven a la velocidad de la luz y me cuesta seguir a la hembra para ver dónde decide la señorita pegar el huevito en cuestión.
Pasé muchas horas observando y esperando!
También está el detalle de con qué coger los huevitos; con los dedos ni hablar, porque el acuario tiene 40 cm de altura y meter el brazo hasta el codo es muy incómodo. Con lo que mejor me funcionó tras probar varias cosas, fue con un palito largo, de esos pinchos para barbacoa. Lo acercaba al huevito con suavidad y lograba que se pegara a la punta del palito; algunos se me caían y me daba muchísima rabia, hasta que le cogí el truco al sistema. En mi primer intento, logré pillar muy torpemente 4 huevos y los coloqué encima de la Riccia, justo debajo de la entrada de agua de la paridera. Y esperé ansiosa, pero pacientemente, a ver si estaban fecundados.
Y lo estaban!, primer logro conseguido!
Ver la evolución de los embriones fue una experiencia INCREÍBLE. Aquí se puede ver cómo se mueven y giran dentro del huevito:
Aquí podemos ver momentos de una eclosión:
Cuando nacen son diminutos, apenas un par de milímetros si llega. Es muy difícil hacerles fotos o vídeos en condiciones sin una buena cámara; mis fotos y grabaciones están hechas desde el móvil... Mil perdones por la mala calidad de las fotos!!
Alevín recién nacido:
Alevín 2 días:
Alevín 1 semana:
Alevín 2 semanas:
Alevín 3 semanas:
Alevín 4 semanas:
Alevines 6 semanas: me encanta esta imagen; están mirando hacia el acuario que será su nuevo hogar!!
Comencé a alimentarles a partir del tercer/cuarto día con artemia recién eclosionada y unas gotitas de JBL PRONOVO BEL FLUID, además de que tenían a su disposición toda la microfauna que ellas mismas cazaban.
Parte de la fauna que había para comer:
Se pueden apreciar muy bien las tripitas llenas:
Cuando alcanzaron las 4 semanas de edad, más o menos, noté cómo iban desapareciendo las colonias de gusanitos, hasta no dejar ni uno!! Se los comieron todos y acabaron con ellos, porque no he vuelto a ver ni uno más. Las siguientes dos generaciones de alevines que saqué adelante no tuvieron esa suerte de platillo gourmet de gusanitos!
De mi primer intento, he de decir orgullosamente que de 4 huevos, 3 resultaron fértiles y los 3 eclosionaron; los 3 sobrevivieron la primera semana (que es muy muy delicada), sobrevivieron el primer mes (que es decisivo) y cumplieron las 6 semanas de vida, momento en el cual se «graduaron» de mayores y pasaron a su hogar definitivo: un acuario específico de Corydoras pygmaeus. Lo intenté un par de veces más con menos suerte: de cada puesta, me sobrevivió un único alevín.
Uno de los detalles que tuve en cuenta a la hora de pasarlas al tanque grande, era que no solo ya habían adquirido la coloración definitiva (como las adultas) y/o el tiempo como tal que tenían de vida (en este caso, 6 semanas). También tuve en cuenta que ya nadaban vigorosamente por toda la paridera y se comportaban exactamente igual que las adultas. Cuando son todavía muy pequeñas noto que nadan muy poquito en las zonas medias o altas, salvo para subir a coger aire; suelen moverse mayoritariamente por la arena y por entre el musgo, buscan estar más escondidas. Pero he observado que según van creciendo, después de cumplir las 4 semanas de vida, se aventuran más por otras zonas y cada vez se esconden menos y nadan más. Para mi esa es como la guinda del pastel que me hace pensar que están preparadas para las grandes ligas que le esperan en su nuevo acuario!
La alegría, la sensación de felicidad que da todo el proceso es difícil de describir; es una mezcla de incertidumbre, miedo al fracaso, ansiedad y nervios por los tiempos de espera aderezada con un ataque explosivo de felicidad sin igual con cada pequeño paso adelante en el proceso!!
Y pensé, qué mejor lugar para compartir esta experiencia que aquí en el foro! Tanto por la información que pueda resultar de utilidad a alguien más para intentarlo, como porque pienso que es de los pocos lugares que no me verán como una loca que pasa demasiado tiempo con los acuarios!!
P.D.: Si he omitido alguna información que echéis en falta, me lo decís y responderé encantada a cualquier consulta! Y por supuesto, si alguien con más experiencia me quiere dar su opinión o corregir algún detalle, bienvenido sea!
Me gustaría compartir mi experiencia con la reproducción de las Corydoras pygmaeus y espero que os pueda ser de utilidad e interés!! Vaya por delante que soy novata total, llevo muy poquito tiempo en el hobbie y me ha tocado leer y documentarme mucho para hacerlo realidad.
Advierto que este post va a ser largo...
Antes de nada, debo hacer una pequeña introducción: las pygmis vivían inicialmente en un acuario «comunitario» (urna cúbica de 64L). Un gupito de 12 Corydoras pygmaeus, bien consolidado y con mucha actividad reproductiva. Compartían acuario con un grupo de 10 neones inessi, una Corydora trilineatus huérfana de cardumen y un Betta macho (se suicidó, ya no está). Ah, además de un par de Helenas.
Pues bien; en cada puesta que hacían, veía como la trilineatus se volvía loca y se lanzaba a buscar los huevos y no paraba hasta no dejar ni uno. Mi mayor ilusión era que alguno quedara lo suficientemente bien escondido para poder desarrollarse y eclosionar, pero obviamente luego estaba el detalle de que el alevín fuese capaz de sobrevivir en ese difícil entorno... Pasaba el tiempo y no veía que las puestas saliesen adelante, hasta que un día me planteé la posibilidad de intervenir e intentar sacar adelante una puesta. Así es como comencé a documentarme como una loca. Y entonces, se me ocurrió una idea.
Resulta que yo tenía en funcionamiento desde hacía +- 3 meses una paridera externa (Fluval de 1,9 litros de capacidad) que había servido como maternidad para un grupo de Neocaridinas. Según iban pariendo, las devolvía al gambario dejando solo a las crías y para el momento en el que me planteé lo de las corys, aquello era una guardería de +- unas 50 neos entre bebés, parvulitas y preadolescentes, quienes al alcanzar el tamaño suficiente para no ser apetecibles para la psicópata de Emily Rose, la Betta hembra que vive en el gambario, pues también se «graduaban» de mayores y se iban al gambario.
En el tiempo que llevaba montada la maternidad/guardería de las neos, allí se había generado un pequeño ecosistema lleno de vida; les había puesto musgo de Java, un pequeño helecho de Java en una piedra, mini hojas de Catappa y mini piñas de Aliso, todo aderezado con una buena capa de mulm que se había generado y que yo no sifonaba. También había un pequeño ejército de caracoles physa y falsos planorbis, y se había comenzado a generar una población de diversos gusanitos, copépodos y demás fauna microscópica. Ah, también tenía plantas flotantes y un poco de Riccia que también dejé flotando, colocada justo en la entrada de agua de la paridera que se había convertido en un mini acuario con mucha vida.
La paridera estaba instalada en el acuario donde tenía a las pygmis, por lo que el agua provenía de allí:
La preparación previa fue sencilla: dejé unas 15 gambitas de las más pequeñas y puse una pequeña capa de arena del acuario de las pygmis en el fondo, entremezclada con el mulm. Listo, ya tenía dónde colocar los huevos!
Ahora tocaba esperar una puesta, que menos mal ellas suelen ponerse al lío por las mañanas, jajaja. Y la verdad es que lo hacen con mucha frecuencia, cada 2 semanas más o menos. He de confesar que me daba muchísimo reparo la parte de coger los huevitos: son taaaaan pequeños! Si los coges muy pronto, los destrozas. Y si esperas mucho, se los come la gorda (la trilineatus)... Además, las pygmis no son mucho de poner huevos en los cristales; en mi experiencia con las mías, diría que quizás el 10%. El resto lo ponen en las hojas y lo jodido es que las cabroncetas gustan de pegarlos por debajo de las hojas... Tampoco ponen muchos huevos cada vez y para más inri, se mueven a la velocidad de la luz y me cuesta seguir a la hembra para ver dónde decide la señorita pegar el huevito en cuestión.
Pasé muchas horas observando y esperando!
También está el detalle de con qué coger los huevitos; con los dedos ni hablar, porque el acuario tiene 40 cm de altura y meter el brazo hasta el codo es muy incómodo. Con lo que mejor me funcionó tras probar varias cosas, fue con un palito largo, de esos pinchos para barbacoa. Lo acercaba al huevito con suavidad y lograba que se pegara a la punta del palito; algunos se me caían y me daba muchísima rabia, hasta que le cogí el truco al sistema. En mi primer intento, logré pillar muy torpemente 4 huevos y los coloqué encima de la Riccia, justo debajo de la entrada de agua de la paridera. Y esperé ansiosa, pero pacientemente, a ver si estaban fecundados.
Y lo estaban!, primer logro conseguido!
Ver la evolución de los embriones fue una experiencia INCREÍBLE. Aquí se puede ver cómo se mueven y giran dentro del huevito:
Aquí podemos ver momentos de una eclosión:
Cuando nacen son diminutos, apenas un par de milímetros si llega. Es muy difícil hacerles fotos o vídeos en condiciones sin una buena cámara; mis fotos y grabaciones están hechas desde el móvil... Mil perdones por la mala calidad de las fotos!!
Alevín recién nacido:
Alevín 2 días:
Alevín 1 semana:
Alevín 2 semanas:
Alevín 3 semanas:
Alevín 4 semanas:
Alevines 6 semanas: me encanta esta imagen; están mirando hacia el acuario que será su nuevo hogar!!
Comencé a alimentarles a partir del tercer/cuarto día con artemia recién eclosionada y unas gotitas de JBL PRONOVO BEL FLUID, además de que tenían a su disposición toda la microfauna que ellas mismas cazaban.
Parte de la fauna que había para comer:
Se pueden apreciar muy bien las tripitas llenas:
Cuando alcanzaron las 4 semanas de edad, más o menos, noté cómo iban desapareciendo las colonias de gusanitos, hasta no dejar ni uno!! Se los comieron todos y acabaron con ellos, porque no he vuelto a ver ni uno más. Las siguientes dos generaciones de alevines que saqué adelante no tuvieron esa suerte de platillo gourmet de gusanitos!
De mi primer intento, he de decir orgullosamente que de 4 huevos, 3 resultaron fértiles y los 3 eclosionaron; los 3 sobrevivieron la primera semana (que es muy muy delicada), sobrevivieron el primer mes (que es decisivo) y cumplieron las 6 semanas de vida, momento en el cual se «graduaron» de mayores y pasaron a su hogar definitivo: un acuario específico de Corydoras pygmaeus. Lo intenté un par de veces más con menos suerte: de cada puesta, me sobrevivió un único alevín.
Uno de los detalles que tuve en cuenta a la hora de pasarlas al tanque grande, era que no solo ya habían adquirido la coloración definitiva (como las adultas) y/o el tiempo como tal que tenían de vida (en este caso, 6 semanas). También tuve en cuenta que ya nadaban vigorosamente por toda la paridera y se comportaban exactamente igual que las adultas. Cuando son todavía muy pequeñas noto que nadan muy poquito en las zonas medias o altas, salvo para subir a coger aire; suelen moverse mayoritariamente por la arena y por entre el musgo, buscan estar más escondidas. Pero he observado que según van creciendo, después de cumplir las 4 semanas de vida, se aventuran más por otras zonas y cada vez se esconden menos y nadan más. Para mi esa es como la guinda del pastel que me hace pensar que están preparadas para las grandes ligas que le esperan en su nuevo acuario!
La alegría, la sensación de felicidad que da todo el proceso es difícil de describir; es una mezcla de incertidumbre, miedo al fracaso, ansiedad y nervios por los tiempos de espera aderezada con un ataque explosivo de felicidad sin igual con cada pequeño paso adelante en el proceso!!
Y pensé, qué mejor lugar para compartir esta experiencia que aquí en el foro! Tanto por la información que pueda resultar de utilidad a alguien más para intentarlo, como porque pienso que es de los pocos lugares que no me verán como una loca que pasa demasiado tiempo con los acuarios!!
P.D.: Si he omitido alguna información que echéis en falta, me lo decís y responderé encantada a cualquier consulta! Y por supuesto, si alguien con más experiencia me quiere dar su opinión o corregir algún detalle, bienvenido sea!