Venga, va… yo también me animo.
Me llamo Josu, 46 años, divorciado, con un hijo de 12 y una niña de 10.
Mi primer acuario me lo regaló una antigua pareja hace al menos 25 años, aunque mis primeros peces de agua fría en la típica pecera redonda se remontan a cuando era un niño, época en la que era muy dado a traerme a casa cualquier bichejo (para desesperación de mis padres): renacuajos, tritones, caracoles, una tortuga… Eso sí, siempre he sido muy responsable y los cuidaba muy bien.
Llegué a tener una pareja de hámsters muy lóngeva que me dio varias camadas.
Mi primer urna fue de 70 litros. Hubo un tiempo en que mantuve simultáneamente otra de 40l, puesto que me facilitaba las cosas para los cambios de domicilio. Y ya en la que pensaba que iba a ser mi casa definitiva, adquirí el 240l que tengo ahora y que en breve sustituiré por otro un poco más pequeño. Descubrir el mundo de las plantas acuáticas (cuando yo empecé había poco más de tres o cuatro variedades) es lo que me ha hecho replantearme la afición.
Ahora mismo vivo con mi pareja en un pisito de 56m2 que compré y reformé entero hace ahora un par de años, y, a estas alturas la ubicación, tamaño, tipo, color (y todo lo demás que pueda ser debatido en torno a la adquisición de un acuario) ha sido ya sometido a votación popular y todo apunta a que en breve llegaremos a buen puerto.
Más miedo me da cuando haya que elegir habitantes, puesto que a mi pareja todo lo que sea peces de fondo le dan bastante yuyu.
Respecto a mis aficiones: viajar, leer, la música (toqué la batería en un grupo durante bastantes años),
el cine, el mundo animal en general, los parques de atracciones (cuanto más salvaje sea la atracción, mejor), el mundo del motor, el deporte en general… y, por supuesto,
last but not least, mis peques y mi chica.
Podría contaros mucho más pero como veis, escribiendo me vengo arriba y como no me pare nadie…
Pues nada, como vivo a más de 400 kilómetros de la mayoría de vosotros, acercarme a las quedadas me resultará complicado (aunque a alguna iré, fijo). Eso sí, que no me enteré yo de que alguno sube a mi tierra y no me pega un toque para tomar juntos un zurito o un txakoli acompañado de un buen pintxo.