#16
25-10-2017, 12:13 PM
Si yo te contara mis desastres en mis principios... (y no tan lejanos, también)
Esta bella afición requiere de constante estudio y paciencia infinita.
En ella se aprende como en la "vida misma", a base de aciertos-errores... Incluso me atrevería a decir que se aprende mucho más de los errores.
Lo que llevo peor, es que los animales lo pasen mal.
Me produce una angustia enorme que me hunde completamente, ver que si me equivoco, los que lo pagan son ellos.
Desde que tengo uso de razón he tenido una especie de "debilidad" por los más desfavorecidos. Con 5 años volví del colegio con mi hermano mayor, con una paloma atropellada a casa... Aún estaba viva, pero imaginate el"cuadro":
Yo llorando como una desesperada y pidiéndole a mi madre que dejara de reñirnos y que nos ayudara a curarla...
Mi abuela, fué la que me ayudó a coserla, a curarla y darle de comer.
El "Pollo Carlos" (Así le llamé), se salvó. Es lo más parecido a un milagro que he visto en mi vida. Pasé la "llorera 2ª Parte" cuando llegó el día de dejarle marchar...
Creo que mi pasión por los animales me viene del momento en que el "Pollo Carlos" apareció al dia siguiente en el patio de casa pidiendo de comer... (O como me decía mi abuela: ¡Viene a verte!)
Y eso hizo cada día hasta que murió de viejo. Y también vino a morir a casa.
Hoy no tengo un buen día, Juan Miguel! Te ruego me disculpes...
Un saludo,
Delia
Esta bella afición requiere de constante estudio y paciencia infinita.
En ella se aprende como en la "vida misma", a base de aciertos-errores... Incluso me atrevería a decir que se aprende mucho más de los errores.
Lo que llevo peor, es que los animales lo pasen mal.
Me produce una angustia enorme que me hunde completamente, ver que si me equivoco, los que lo pagan son ellos.
Desde que tengo uso de razón he tenido una especie de "debilidad" por los más desfavorecidos. Con 5 años volví del colegio con mi hermano mayor, con una paloma atropellada a casa... Aún estaba viva, pero imaginate el"cuadro":
Yo llorando como una desesperada y pidiéndole a mi madre que dejara de reñirnos y que nos ayudara a curarla...
Mi abuela, fué la que me ayudó a coserla, a curarla y darle de comer.
El "Pollo Carlos" (Así le llamé), se salvó. Es lo más parecido a un milagro que he visto en mi vida. Pasé la "llorera 2ª Parte" cuando llegó el día de dejarle marchar...
Creo que mi pasión por los animales me viene del momento en que el "Pollo Carlos" apareció al dia siguiente en el patio de casa pidiendo de comer... (O como me decía mi abuela: ¡Viene a verte!)
Y eso hizo cada día hasta que murió de viejo. Y también vino a morir a casa.
Hoy no tengo un buen día, Juan Miguel! Te ruego me disculpes...
Un saludo,
Delia