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10-05-2014, 03:11 PM
Hace mucho tiempo que tengo ganas de escribir esta especie de artículo sobre la fabricación de CO2 casero, pero entre unas cosas y otras … en fin … aquí está. No todo lo bien que me gustaría, pero mejor que nada.
Son muchos los aficionados que, en sus primeros pasos con plantados o acuarios con bastantes plantas, se lanzan a la aventura de poner CO2, y los sistemas caseros suelen ser siempre los primeros con los que se empieza. En esos comienzos raro es el que no encuentra algunas dificultades, principalmente relacionadas con la fabricación de la mezcla. Aquí vamos a ver algunas cuestiones de base sobre las mezclas caseras y os voy a contar la que yo uso con muy buenos resultados.
Sin entrar en detalles de procesos químicos y biológicos, es sabido que el CO2 es un nutriente esencial en todo acuario con plantas y una iluminación media/alta (>0,5 vatios/litro o >20 lumes/litro).
Aunque existen varios sistemas caseros de aporte de CO2 y varias recetas, aquí vamos a ver la más simple y común: el CO2 con levadura de panadería.
Las cuestiones relativas a la instalación (donde preparar la mezcla y cómo introducirla y disolverla en el acuario), como ya las han tratado varios compañeros, no las veremos aquí.
La mezcla
Para la mezcla básica se necesita levadura fresca o de panadería (la química no vale), agua y azúcar.
La reacción que se produce es una fermentación, donde la levadura se come el azúcar, generando CO2 (y también alcohol), y la reacción se acaba cuando la levadura se queda sin azúcar o cuando el nivel de alcohol es demasiado elevado y mata la levadura.
Preparación:
Ponemos el azúcar en la botella. Hay que calcular unos 100g por cada medio litro bruto que tenga la botella, así, para una botella de 2l añadiremos 400g de azúcar. Para medir la cantidad de azúcar, si no tenéis una báscula, podéis apañaros un medidor de los chinos como el mio (1 eurillo cuesta). Y para meter el azúcar y el resto de ingredientes en la botella, es aconsejable usar un embudo.
Después se añade agua templada, hasta llenar casi 3 / 4 de la botella, y se agita todo hasta conseguir que se disuelva completamente el azúcar.
En un vaso aparte se disolverá la levadura en un poco de agua. Hay que añadir aproximadamente una cucharadita de postre de levadura, aunque esta cantidad variará según el volumen de vuestra botella y según el tipo de levadura que uséis (fresca o en polvo). Según vayáis haciendo nuevas mezclas iréis ajustando la cantidad.
La levadura ha de quedar bien disuelta. Si usáis levadura fresca, basta con remover bien hasta que se disuelva. Si usáis levadura en polvo, conviene esperar un par de minutos antes de remover para evitar que se formen grumos.
Una vez disuelta la levadura, se añade a la botella.
Es importante dejar aproximadamente 1 / 4 de la botella vacía. Cuando empieza el proceso de fermentación es habitual que la mezcla suba (se forma una espuma en la parte de arriba), y si no dejamos este margen en la botella la mezcla pasará a través del tubo y, si no tenemos botella de lavado o cuenta-burbujas, hasta el acuario.
La mezcla tardará unas horas en empezar a producir CO2, y este tiempo variará en función de la temperatura del agua que habéis añadido a la mezcla y de la temperatura ambiente (cuanto más cálida sea la temperatura, más rápida será la fermentación).
Al principio, en los primeros días, se producirá mucho CO2, y después el flujo se estabilizará para luego ir bajando poco a poco. Dependiendo de cómo se haya hecho la mezcla y de la temperatura ambiente, tendremos CO2 para 1 o 2 semanas (puede que se siga produciendo CO2 durante una semana más, pero no suele ser en cantidad suficiente ni tiene buena calidad).
Una vez agotada la mezcla, podemos tirarla por el fregadero.
Versiones:
Los aficionados han ido probando distintas cosas para conseguir un mejor rendimiento y una mayor duración de las mezclas. Aquí os pongo algunas versiones:
Hay quien deja reposar el agua de la mezcla durante al menos 24h antes de echar la levadura. Esto se hace para eliminar el cloro libre que lleva el agua y que así la levadura tenga unas mejores condiciones para hacer la fermentación. Si vuestra agua no lleva mucho cloro, no lo veo necesario.
Las levaduras: Aunque aquí se ha explicado como hacer la mezcla con levadura de panadería/repostería, también se pueden usar otras levaduras.
La levadura de vino o Champagne es más resistente que la de panadería, con lo que las mezclas durarán más hasta que el alcohol mate la levadura. Además, la cantidad de levadura necesaria para la mezcla es mucho menor. En contrapartida, este tipo de levaduras son más caras y difíciles de conseguir. Personalmente no las he probado, pero a menos de que las tengáis disponibles, no veo que tengan gran ventaja sobre las levaduras de panadería.
La levadura de cerveza también puede usarse. Igual que las anteriores, son más resistentes al alcohol, pero en este caso se necesita más cantidad. Tampoco he probado esta levadura, y por lo que cuentan, no parece ofrecer ventajas a la de panadería.
Con bicarbonato sódico: Hay compañeros que añaden una cucharadita de bicarbonato sódico (bicarbonato alimentario, que puede comprarse en supermercados) a la mezcla. Con esto se consigue un efecto tampón que prolonga un poco la vida de la levadura. Esto lo he probado y no me ha dado la impresión de que mejore sustancialmente el rendimiento.
Con gelatina: Se puede usar gelatina neutra, gelatina de sabores o agar-agar. Si se usa gelatina de sabores hay que tener en cuenta que lleva azúcar, así que tendremos que restar esta cantidad a la que vayamos a añadir. Al añadir la gelatina se consigue regular el consumo de azúcar por parte de la levadura y, así, regular la producción de CO2. De esta forma, se consigue alargar el rendimiento de la mezcla sobre una semana más. También tiene la ventaja de que, como se puede ver cómo va avanzando la levadura por la gelatina, se puede ir controlando cuando es necesario ir cambiando la mezcla.
Para esta preparación haremos la gelatina (la mitad del volumen de nuestra botella) según las instrucciones del fabricante y disolveremos el azúcar en la gelatina aún caliente. Habrá que esperar un poco a que la gelatina se enfríe pero sin que cuaje antes de meterla en la botella. Una vez dentro de la botella añadiremos agua, si fuese necesario, hasta rellenar 3 / 4 del volumen de la botella (dejamos un poco de margen porque la gelatina tiende a expandirse un poco al solidificarse), y esperaremos a que se enfríe antes de meterla en la nevera. Cuando la mezcla esté bien solidificada añadimos la levadura disuelta en un poquito de agua, y listo!
Hay que tener en cuenta que, como la gelatina estará fría, la fermentación tardará un poco más en producirse.
Mi mezcla y mi experiencia:
Después de tres años con sistema casero, probando distintas cosas, la mezcla que mejor resultado me da es la de agar-agar. Por suerte, en estas latitudes, el agar-agar es bastante barato, más que la gelatina animal (2,5 euros para hacer 5 litros), y su comportamiento es diferente en las mezclas llegando a duraciones mayores y más equilibradas. Algunos me llamarán loco o mentiroso, pero os aseguro que con esta receta una botella de 2 litros viene a durar mes y medio.
En primer lugar hay que disolver todo el azúcar en 1 litro y pico de agua, mientras la llevamos a ebullición. Al principio parece imposible que se puedan disolver los 400g en 1 litro, pero a base de mucho remover se consigue. Una vez llevada a ebullición se añade el agar-agar (lo que recomiende el fabricante para 1 litro) y se deja enfriar un poco antes de echarlo en la botella (si no corréis el riesgo de que la botella se deforme por el calor y se achique). A la par que se va echando la mezcla en la botella se puede ir añadiendo agua fría, hasta llegar 3 / 4 del volumen de la botella. Es importante no pasarse mucho más porque la mezcla tiende a ganar algo de volumen.
El agar-agar no se comporta de la misma forma que la gelatina animal, así que no es necesario meter la mezcla en el frigorífico. Después de una noche a temperatura ambiente la mezcla se habrá solidificado.
Luego sólo falta añadir la levadura disuelta en un poco de agua y listo.
Como en otras mezclas, esta tarda un poco en arrancar, alguna hora más que las otras mezclas. Una vez en marcha el arranque es más suave, es decir, no se produce tanto CO2 al principio y el flujo se equilibra bastante rápido.
Después de una o dos semanas es posible que el proceso se haya estancado un poco. Veremos que hay una zona líquida clara en la parte superior (agua con alcohol, principalmente) una zona de gelatina blanquecina (que es donde está la levadura comiéndose el azúcar) y una zona gelatinosa y transparente en la parte inferior (es la parte de la mezcla de gelatina y azúcar que aún no ha empezado a consumir la levadura). En tal caso basta con darle un ligero meneo a la botella para que la levadura pase a zonas donde hay azúcar y listo. No es necesario agitar, con hacer que la mezcla gire un poco es suficiente. Veremos que la mezcla se reactiva rápidamente.
En algún momento me ha pasado aún moviendo la mezcla, la reacción no se reactiva correctamente. En estos casos basta con vaciar un poco de la parte del líquido claro y añadir agua del grifo en su lugar. Así lo que estamos haciendo es reducir la cantidad de alcohol, y favorecer el proceso de fermentación para la levadura que queda. Si se quiere, se puede añadir un poco más de levadura a la mezcla.
La mezcla está agotada cuando no queda parte gelatinosa en la botella. Cuando esto pasa, se tira la mezcla por el fregadero y se prepara más.
Por último, hay que decir que esta mezcla la uso en un acuario de 60l con un sistema de disolución de CO2 muy bueno (controla los picos y en funcionamiento normal disuelve prácticamente el 100% del gas). Para acuario más grandes y/o sistemas de disolución menos eficientes bastará con ser más generosos con la cantidad de levadura que se añade a la mezcla. Su tiempo de eficacia se reducirá, pero seguirá siendo superior al que estamos acostumbrados.
Ventajas y desventajas
Frente a los sistemas de bombona presurizada, el CO2 casero cuenta con una serie de ventajas y desventajas.
El coste del equipo casero es mucho más económico. Aunque existen diferentes bricos y alternativas a los equipos comerciales (además de un buen mercado de segunda mano), el coste de un equipo de CO2 con bombona presurizada ronda entre los 80€ y los 250€ (dependiendo de las características del equipo). Un equipo casero tiene un coste aproximado de 5€.
Las recargas son más fáciles con un sistema casero. Las bombonas presurizadas han de ser recargadas por una empresa especializada, y es posible que no tengáis ninguna cerca o accesible.
El sistema casero no vale para todos los acuarios. Mientras que los sistemas de bombona presurizada pueden instalarse en todo tipo de acuarios, los sistemas caseros dejan de ser efectivos en acuarios de más de 120 litros. Poner varias botellas en serie puede permitir su uso en acuarios un poco mayores, pero se descarta su uso en acuarios de más de 300l.
El sistema casero no es regulable. Aunque a través de la dosificación de la levadura, la temperatura, o el uso de gelatina se puede regular algo el flujo de gas, en realidad no es un sistema regulable. Con los sistemas presurizados se puede regular con mucha exactitud la cantidad de gas que aportamos al acuario, y con una electro-válvula se puede ahorrar CO2 mientras la iluminación está apagada.
El sistema casero no vale para todos los sistemas de difusión. Algunos atomizadores requieren de cierta presión de gas para funcionar, y los sistemas de CO2 caseros no llegan a alcanzar esta presión.
El sistema casero es menos cómodo. Cada 2-4 semanas hay que hacer una nueva mezcla para tener un flujo uniforme de CO2, mientras que con las bombonas presurizadas pueden pasar varios meses hasta que sea necesaria una nueva recarga.
El sistema casero es más sucio. En el CO2 casero es común ver que aparece una especie de baba algodonosa blanca en la salida del tubo que está en el acuario. Aunque esta baba no es especialmente nociva, sí resulta anti-estética y acaba atascando las piedras difusoras. Esta suciedad que va con el gas puede evitarse en gran medida con el vaso de lavado o cuenta-burbujas y/o con un filtro instalado después de la botella.
Espero que os sea de ayuda
Saludos!
Son muchos los aficionados que, en sus primeros pasos con plantados o acuarios con bastantes plantas, se lanzan a la aventura de poner CO2, y los sistemas caseros suelen ser siempre los primeros con los que se empieza. En esos comienzos raro es el que no encuentra algunas dificultades, principalmente relacionadas con la fabricación de la mezcla. Aquí vamos a ver algunas cuestiones de base sobre las mezclas caseras y os voy a contar la que yo uso con muy buenos resultados.
Sin entrar en detalles de procesos químicos y biológicos, es sabido que el CO2 es un nutriente esencial en todo acuario con plantas y una iluminación media/alta (>0,5 vatios/litro o >20 lumes/litro).
Aunque existen varios sistemas caseros de aporte de CO2 y varias recetas, aquí vamos a ver la más simple y común: el CO2 con levadura de panadería.
Las cuestiones relativas a la instalación (donde preparar la mezcla y cómo introducirla y disolverla en el acuario), como ya las han tratado varios compañeros, no las veremos aquí.
La mezcla
Para la mezcla básica se necesita levadura fresca o de panadería (la química no vale), agua y azúcar.
La reacción que se produce es una fermentación, donde la levadura se come el azúcar, generando CO2 (y también alcohol), y la reacción se acaba cuando la levadura se queda sin azúcar o cuando el nivel de alcohol es demasiado elevado y mata la levadura.
Preparación:
Ponemos el azúcar en la botella. Hay que calcular unos 100g por cada medio litro bruto que tenga la botella, así, para una botella de 2l añadiremos 400g de azúcar. Para medir la cantidad de azúcar, si no tenéis una báscula, podéis apañaros un medidor de los chinos como el mio (1 eurillo cuesta). Y para meter el azúcar y el resto de ingredientes en la botella, es aconsejable usar un embudo.
Después se añade agua templada, hasta llenar casi 3 / 4 de la botella, y se agita todo hasta conseguir que se disuelva completamente el azúcar.
En un vaso aparte se disolverá la levadura en un poco de agua. Hay que añadir aproximadamente una cucharadita de postre de levadura, aunque esta cantidad variará según el volumen de vuestra botella y según el tipo de levadura que uséis (fresca o en polvo). Según vayáis haciendo nuevas mezclas iréis ajustando la cantidad.
La levadura ha de quedar bien disuelta. Si usáis levadura fresca, basta con remover bien hasta que se disuelva. Si usáis levadura en polvo, conviene esperar un par de minutos antes de remover para evitar que se formen grumos.
Una vez disuelta la levadura, se añade a la botella.
Es importante dejar aproximadamente 1 / 4 de la botella vacía. Cuando empieza el proceso de fermentación es habitual que la mezcla suba (se forma una espuma en la parte de arriba), y si no dejamos este margen en la botella la mezcla pasará a través del tubo y, si no tenemos botella de lavado o cuenta-burbujas, hasta el acuario.
La mezcla tardará unas horas en empezar a producir CO2, y este tiempo variará en función de la temperatura del agua que habéis añadido a la mezcla y de la temperatura ambiente (cuanto más cálida sea la temperatura, más rápida será la fermentación).
Al principio, en los primeros días, se producirá mucho CO2, y después el flujo se estabilizará para luego ir bajando poco a poco. Dependiendo de cómo se haya hecho la mezcla y de la temperatura ambiente, tendremos CO2 para 1 o 2 semanas (puede que se siga produciendo CO2 durante una semana más, pero no suele ser en cantidad suficiente ni tiene buena calidad).
Una vez agotada la mezcla, podemos tirarla por el fregadero.
Versiones:
Los aficionados han ido probando distintas cosas para conseguir un mejor rendimiento y una mayor duración de las mezclas. Aquí os pongo algunas versiones:
Hay quien deja reposar el agua de la mezcla durante al menos 24h antes de echar la levadura. Esto se hace para eliminar el cloro libre que lleva el agua y que así la levadura tenga unas mejores condiciones para hacer la fermentación. Si vuestra agua no lleva mucho cloro, no lo veo necesario.
Las levaduras: Aunque aquí se ha explicado como hacer la mezcla con levadura de panadería/repostería, también se pueden usar otras levaduras.
La levadura de vino o Champagne es más resistente que la de panadería, con lo que las mezclas durarán más hasta que el alcohol mate la levadura. Además, la cantidad de levadura necesaria para la mezcla es mucho menor. En contrapartida, este tipo de levaduras son más caras y difíciles de conseguir. Personalmente no las he probado, pero a menos de que las tengáis disponibles, no veo que tengan gran ventaja sobre las levaduras de panadería.
La levadura de cerveza también puede usarse. Igual que las anteriores, son más resistentes al alcohol, pero en este caso se necesita más cantidad. Tampoco he probado esta levadura, y por lo que cuentan, no parece ofrecer ventajas a la de panadería.
Con bicarbonato sódico: Hay compañeros que añaden una cucharadita de bicarbonato sódico (bicarbonato alimentario, que puede comprarse en supermercados) a la mezcla. Con esto se consigue un efecto tampón que prolonga un poco la vida de la levadura. Esto lo he probado y no me ha dado la impresión de que mejore sustancialmente el rendimiento.
Con gelatina: Se puede usar gelatina neutra, gelatina de sabores o agar-agar. Si se usa gelatina de sabores hay que tener en cuenta que lleva azúcar, así que tendremos que restar esta cantidad a la que vayamos a añadir. Al añadir la gelatina se consigue regular el consumo de azúcar por parte de la levadura y, así, regular la producción de CO2. De esta forma, se consigue alargar el rendimiento de la mezcla sobre una semana más. También tiene la ventaja de que, como se puede ver cómo va avanzando la levadura por la gelatina, se puede ir controlando cuando es necesario ir cambiando la mezcla.
Para esta preparación haremos la gelatina (la mitad del volumen de nuestra botella) según las instrucciones del fabricante y disolveremos el azúcar en la gelatina aún caliente. Habrá que esperar un poco a que la gelatina se enfríe pero sin que cuaje antes de meterla en la botella. Una vez dentro de la botella añadiremos agua, si fuese necesario, hasta rellenar 3 / 4 del volumen de la botella (dejamos un poco de margen porque la gelatina tiende a expandirse un poco al solidificarse), y esperaremos a que se enfríe antes de meterla en la nevera. Cuando la mezcla esté bien solidificada añadimos la levadura disuelta en un poquito de agua, y listo!
Hay que tener en cuenta que, como la gelatina estará fría, la fermentación tardará un poco más en producirse.
Mi mezcla y mi experiencia:
Después de tres años con sistema casero, probando distintas cosas, la mezcla que mejor resultado me da es la de agar-agar. Por suerte, en estas latitudes, el agar-agar es bastante barato, más que la gelatina animal (2,5 euros para hacer 5 litros), y su comportamiento es diferente en las mezclas llegando a duraciones mayores y más equilibradas. Algunos me llamarán loco o mentiroso, pero os aseguro que con esta receta una botella de 2 litros viene a durar mes y medio.
En primer lugar hay que disolver todo el azúcar en 1 litro y pico de agua, mientras la llevamos a ebullición. Al principio parece imposible que se puedan disolver los 400g en 1 litro, pero a base de mucho remover se consigue. Una vez llevada a ebullición se añade el agar-agar (lo que recomiende el fabricante para 1 litro) y se deja enfriar un poco antes de echarlo en la botella (si no corréis el riesgo de que la botella se deforme por el calor y se achique). A la par que se va echando la mezcla en la botella se puede ir añadiendo agua fría, hasta llegar 3 / 4 del volumen de la botella. Es importante no pasarse mucho más porque la mezcla tiende a ganar algo de volumen.
El agar-agar no se comporta de la misma forma que la gelatina animal, así que no es necesario meter la mezcla en el frigorífico. Después de una noche a temperatura ambiente la mezcla se habrá solidificado.
Luego sólo falta añadir la levadura disuelta en un poco de agua y listo.
Como en otras mezclas, esta tarda un poco en arrancar, alguna hora más que las otras mezclas. Una vez en marcha el arranque es más suave, es decir, no se produce tanto CO2 al principio y el flujo se equilibra bastante rápido.
Después de una o dos semanas es posible que el proceso se haya estancado un poco. Veremos que hay una zona líquida clara en la parte superior (agua con alcohol, principalmente) una zona de gelatina blanquecina (que es donde está la levadura comiéndose el azúcar) y una zona gelatinosa y transparente en la parte inferior (es la parte de la mezcla de gelatina y azúcar que aún no ha empezado a consumir la levadura). En tal caso basta con darle un ligero meneo a la botella para que la levadura pase a zonas donde hay azúcar y listo. No es necesario agitar, con hacer que la mezcla gire un poco es suficiente. Veremos que la mezcla se reactiva rápidamente.
En algún momento me ha pasado aún moviendo la mezcla, la reacción no se reactiva correctamente. En estos casos basta con vaciar un poco de la parte del líquido claro y añadir agua del grifo en su lugar. Así lo que estamos haciendo es reducir la cantidad de alcohol, y favorecer el proceso de fermentación para la levadura que queda. Si se quiere, se puede añadir un poco más de levadura a la mezcla.
La mezcla está agotada cuando no queda parte gelatinosa en la botella. Cuando esto pasa, se tira la mezcla por el fregadero y se prepara más.
Por último, hay que decir que esta mezcla la uso en un acuario de 60l con un sistema de disolución de CO2 muy bueno (controla los picos y en funcionamiento normal disuelve prácticamente el 100% del gas). Para acuario más grandes y/o sistemas de disolución menos eficientes bastará con ser más generosos con la cantidad de levadura que se añade a la mezcla. Su tiempo de eficacia se reducirá, pero seguirá siendo superior al que estamos acostumbrados.
Ventajas y desventajas
Frente a los sistemas de bombona presurizada, el CO2 casero cuenta con una serie de ventajas y desventajas.
El coste del equipo casero es mucho más económico. Aunque existen diferentes bricos y alternativas a los equipos comerciales (además de un buen mercado de segunda mano), el coste de un equipo de CO2 con bombona presurizada ronda entre los 80€ y los 250€ (dependiendo de las características del equipo). Un equipo casero tiene un coste aproximado de 5€.
Las recargas son más fáciles con un sistema casero. Las bombonas presurizadas han de ser recargadas por una empresa especializada, y es posible que no tengáis ninguna cerca o accesible.
El sistema casero no vale para todos los acuarios. Mientras que los sistemas de bombona presurizada pueden instalarse en todo tipo de acuarios, los sistemas caseros dejan de ser efectivos en acuarios de más de 120 litros. Poner varias botellas en serie puede permitir su uso en acuarios un poco mayores, pero se descarta su uso en acuarios de más de 300l.
El sistema casero no es regulable. Aunque a través de la dosificación de la levadura, la temperatura, o el uso de gelatina se puede regular algo el flujo de gas, en realidad no es un sistema regulable. Con los sistemas presurizados se puede regular con mucha exactitud la cantidad de gas que aportamos al acuario, y con una electro-válvula se puede ahorrar CO2 mientras la iluminación está apagada.
El sistema casero no vale para todos los sistemas de difusión. Algunos atomizadores requieren de cierta presión de gas para funcionar, y los sistemas de CO2 caseros no llegan a alcanzar esta presión.
El sistema casero es menos cómodo. Cada 2-4 semanas hay que hacer una nueva mezcla para tener un flujo uniforme de CO2, mientras que con las bombonas presurizadas pueden pasar varios meses hasta que sea necesaria una nueva recarga.
El sistema casero es más sucio. En el CO2 casero es común ver que aparece una especie de baba algodonosa blanca en la salida del tubo que está en el acuario. Aunque esta baba no es especialmente nociva, sí resulta anti-estética y acaba atascando las piedras difusoras. Esta suciedad que va con el gas puede evitarse en gran medida con el vaso de lavado o cuenta-burbujas y/o con un filtro instalado después de la botella.
Espero que os sea de ayuda
Saludos!