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16-03-2013, 08:25 PM
La invasión del pez león
(Imagen de Oscarium (Óscar))
La que se presenta a continuación no es una noticia muy nueva, pero conviene mencionarla y retomarla debido al gran impacto ambiental que está teniendo en diversos lugares.
Como dice el título, un nuevo animal está invadiendo los mares del Caribe y del golfo de México. Este invasor es, ni más ni menos, el pez león (Pterois volitans).
Esta especie, muy conocida por los aficionados al acuario marino, se está extendiendo alarmantemente por las costas atlánticas de Centro América a una velocidad muy rápida, hasta el punto de haberse divisado algunos ejemplares al norte, en Nueva York.
[align=center](Autor del montaje inferior: Atreyu)
¿A qué se debe esto?
Hoy en día, y gracias en parte al cambio climático, las características de estas aguas son similares a las que hay en el mar Rojo, lugar de donde proviene este pez. Pero esta no es la razón que justifique su aparición en costas americanas. Lo que ha propiciado que el pez león se haya vuelto un temible invasor ha sido la liberación de ejemplares en un medio natural a lo largo de varios años por parte de algunos aficionados a la acuariofilia, un hecho que se suma a los ejemplares que se escaparon de acuarios públicos y privados durante el huracán Andrew.
(Imagen de Gwendal)
En las zonas que han sido invadidas este pez apenas tiene algún predador por encima, lo que lo sitúa prácticamente en lo más alto de la cadena alimenticia. Como resultado de esto, la fauna de la zona está siendo gravemente dañada y muchas especies importantes para el ecosistema están desapareciendo. Especies como el pez loro que mantienen a raya el crecimiento de algas en sobre los corales, o incluso peces e invertebrados de gran importancia económica como los corocoros (Haemulon plumierii) o las langostas (Palinurus elephas).
Corocoro(Haemulon plumierii)
(Autor: gobierno federal de los Estados Unidos, Fuente: Wikipedia Commons)
Además de esto, el Pterois volitans no es sólo un peligro para el medio marino en sí, sino que también lo es para el ser humano. Este pez posee unas espinas venenosas, situadas en las aletas dorsales, anales y ventrales, y que pueden llegar a ser muy peligrosas debido al veneno que contienen.
Ante esta situación se están tomando diversas medidas que van desde la captura masiva de ejemplares de esta especie, hasta fomentar el consumo de este pez por parte de la población de la zona. También se ha hablado de proteger de manera más activa a algunos de sus posibles depredadores, como el mero. Aún así no están teniendo todo el éxito deseado, y su control cada vez es más dificultoso.
Aun así, de este desastre podemos rescatar una lección: si no podemos mantener a un animal en cautiverio, lo que menos debemos hacer es liberarlo en un medio que no sea el suyo, pues el daño que ocasionaremos será irreversible y acabará afectándonos a nosotros. Muchas veces es preferible prescindir de tener un animal o buscarle un mejor sitio, o incluso, en un caso muy extremo o como única solución, sacrificarlo, antes que dañar a otras muchas especies. Puede que suene muy frío y duro, pero es una realidad de la cual nos tenemos que concienciar.
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.Autor: Oscarium (Óscar)