#1
07-01-2018, 04:59 PM
Grácias...
La verdad es que me angustia ver a un animal con problemas (me pasa con todos)
Cuando consigo hacerlos salir hacia adelante... Me llena de satisfacción.
Pero luego acaban devolviendomelo con un montón de buenas experiéncias.
Ultimamente estoy "ayudando" a una Yegua con problemas... Se llama "Noor".
Han estado a punto de sacrificarla, porque se volvió intratable y peligrosa (Atacaba a todo el mundo y llegó a matar a patadas a un potrillo de otra yegua)
Les pedí que me dejaran intentarlo antes de sacrificarla.
Armada sólo con una bolsa de zanahorias y dándole cariño (Y dos millones de kilos de paciencia infinita) la he estado "obligando" a dejarse querer.
Cuando la comencé a montar, me tiró tres veces. Pero, aunque me rompí una costilla, la monté cada semana.
Curiosamente, el cambio más espectacular en ella, se produjo el primer día que la monté (muerta de dolor) con la costilla rota. Ella notaba también mi dolor, y ese día fué ¡cómo un milagro!
Dejó de botarse... dejó de dar tirones con la cabeza... decidió seguir a los otros caballos en tanda...
¡Y cambió como si le hubieran dado la vuelta a un calcetín!
Hasta tal punto que en ésta cabalgata de Reyes, ha sido una de las yeguas que han participado y se ha mantenido tranquila a pesar de los petardos, los tambores y las sirenas.
Le falta aún mucho trabajo...
¡Pero estoy muy orgullosa de ella!
No es mía. Es de la hípica con la que colaboro.
Pero es "Mi Noor"
Un saludo,
Delia
La verdad es que me angustia ver a un animal con problemas (me pasa con todos)
Cuando consigo hacerlos salir hacia adelante... Me llena de satisfacción.
Pero luego acaban devolviendomelo con un montón de buenas experiéncias.
Ultimamente estoy "ayudando" a una Yegua con problemas... Se llama "Noor".
Han estado a punto de sacrificarla, porque se volvió intratable y peligrosa (Atacaba a todo el mundo y llegó a matar a patadas a un potrillo de otra yegua)
Les pedí que me dejaran intentarlo antes de sacrificarla.
Armada sólo con una bolsa de zanahorias y dándole cariño (Y dos millones de kilos de paciencia infinita) la he estado "obligando" a dejarse querer.
Cuando la comencé a montar, me tiró tres veces. Pero, aunque me rompí una costilla, la monté cada semana.
Curiosamente, el cambio más espectacular en ella, se produjo el primer día que la monté (muerta de dolor) con la costilla rota. Ella notaba también mi dolor, y ese día fué ¡cómo un milagro!
Dejó de botarse... dejó de dar tirones con la cabeza... decidió seguir a los otros caballos en tanda...
¡Y cambió como si le hubieran dado la vuelta a un calcetín!
Hasta tal punto que en ésta cabalgata de Reyes, ha sido una de las yeguas que han participado y se ha mantenido tranquila a pesar de los petardos, los tambores y las sirenas.
Le falta aún mucho trabajo...
¡Pero estoy muy orgullosa de ella!
No es mía. Es de la hípica con la que colaboro.
Pero es "Mi Noor"
Un saludo,
Delia