Dentro de la familia Neritidae nos encontramos tres subfamilias: dos con especies de caracoles marinos, la subfamilia Neritinae (Rafinesque, 1815) y la subfamilia Smaragdiinae (H.B. Baker, 1923); y una tercera subfamilia con caracoles de agua dulce, salobre y marina, la subfamilia Neritininae. En esta última nos vamos a centrar en este tema.
Tamaño: Son caracoles de pequeño y medio tamaño, de dimensiones más bien modestas (los mayores ejemplares no alcanzan los 4 cm de diámetro) que tienen branquias y opérculo.
Parámetros y condiciones recomendadas de mantenimiento: Necesitan aguas duras con abundantes minerales disueltos. Además necesitan buena oxigenación, por lo que necesitan que haya movimiento en el agua. En libertad prefieren ríos de cauce rápido o en zonas donde rompan las olas.
Alimentación: Suelen situarse en las zonas superiores dentro de las masas de agua, donde llega con más fuerza la luz, ya que se alimentan casi en exclusiva de algas verdes.
Este post esta dedicado a esos organismos microscópicos que tanto nos ayudan a mantener nuestros acuarios sanos y con aguas cristalinas: Las bacterias. Vamos a adentrarnos en ese mundo microscópico para ver los diferentes procesos bacterianos que tienen lugar dentro de un acuario; unos, más conocidos y otros menos, que aunque son invisibles a nuestros ojos no significa que no estén ahí; además sus efectos sí son visibles y beneficiosos.
Existen multitud de bacterias, muchas de ellas aún no han sido identificadas. Lo que sí se conoce es que todas son acuáticas, ya que se reproducen y alimentan en el agua. Incluso en terreno seco es común encontrar bacterias reproduciéndose en el agua que se introduce en los poros. Sin embargo la mayoría de las bacterias viven adheridas a distintas superficies como rocas, plantas, sedimentos, etc. en lugar de flotar libremente en el agua. Estas bacterias, a menudo, no se aíslan en colonias puras, sino que viven en asociaciones complejas con otras bacterias, algas y protozoos (biofilms). Las bacterias que son importantes en los acuarios pueden compararse con otros organismos por los químicos que usan para sus procesos metabólicos. Los animales y las bacterias heterótrofas utilizan compuestos orgánicos para obtener energía, mientras que las bacterias quimioautótrofas usan sustancias químicas inorgánicas. La mayoría utiliza oxígeno para aceptar electrones para la respiración, ya que proporciona mucha más energía que otros aceptores de electrones como nitratos y sulfatos.
Entre los procesos metabólicos de las bacterias se encuentran los que convierten un químico en otro, por ejemplo el proceso de nitrificación por el cual el amoníaco se convierte en nitrato. Todo proceso metabólico, incluida la descomposición de la materia orgánica, genera electrones. Cada electrón generado por el metabolismo requiere un aceptor de electrones. De lo contrario, el metabolismo se detiene y por lo tanto la vida también. Estos procesos bacterianos pueden ser anaeróbicos o aeróbicos. El metabolismo anaeróbico difiere del metabolismo aeróbico en que el oxígeno no es el aceptor de electrones. En condiciones anaeróbicas (sin oxígeno) las bacterias deben encontrar otros compuestos menos deseables. En lugar de oxígeno, las bacterias usan nitratos, manganeso, hierro, sulfatos, etc. transformándose en químicos diferentes. Por ejemplo, cuando las bacterias usan sulfatos para aceptar electrones, los sulfatos se convierten en sulfuro de hidrógeno, que es altamente tóxico para los peces e invertebrados.