#1
21-08-2017, 01:43 AM
Hola a todos!
Mi hija mayor (6 años) es una amante de los animales en general, pero hay dos en especial que, aunque no tienen nada que ver entre sí, le apasionan: los caballos y los caracoles.
Por mi casa siempre hay conchas de caracol porque María, la dueña de mi tienda de acuriofilia de cabecera, lo sabe y le guarda las de los caracoles que se le mueren. Por supuesto, tenemos un recipiente con tierra en el que casi siempre tenemos en acogida temporal caracoles terrestres.
Bueno, pues el caso es que en nuestro acuario comunitario hemos tenido una explosión de melanoides, que hemos ido controlando mediante retirada manual. Por los hábitos de los melanoides, la retirada suele ser nocturna, aunque alguna vez lo hemos hecho de día, para gran disgusto de mi hija.
El otro día me pidió un vaso, se subió a su escalerita, lo llenó de agua del acuario y se puso a rescatar melanoides. Cuando tuvo una media docena, me pidió que le cogiera arena del acuario y le diera otro vaso para su hermana (3 años).
Visto lo visto, bajamos al hiperchino que tenemos en el bajo del edificio donde vivimos, compramos un par de peceritas de las de toda la vida, una bolsita de grava blanca, pegué unos trocitos de anubia a un par de piedritas, y así los tiene en su escritorio:
Un saludo!!!
Mi hija mayor (6 años) es una amante de los animales en general, pero hay dos en especial que, aunque no tienen nada que ver entre sí, le apasionan: los caballos y los caracoles.
Por mi casa siempre hay conchas de caracol porque María, la dueña de mi tienda de acuriofilia de cabecera, lo sabe y le guarda las de los caracoles que se le mueren. Por supuesto, tenemos un recipiente con tierra en el que casi siempre tenemos en acogida temporal caracoles terrestres.
Bueno, pues el caso es que en nuestro acuario comunitario hemos tenido una explosión de melanoides, que hemos ido controlando mediante retirada manual. Por los hábitos de los melanoides, la retirada suele ser nocturna, aunque alguna vez lo hemos hecho de día, para gran disgusto de mi hija.
El otro día me pidió un vaso, se subió a su escalerita, lo llenó de agua del acuario y se puso a rescatar melanoides. Cuando tuvo una media docena, me pidió que le cogiera arena del acuario y le diera otro vaso para su hermana (3 años).
Visto lo visto, bajamos al hiperchino que tenemos en el bajo del edificio donde vivimos, compramos un par de peceritas de las de toda la vida, una bolsita de grava blanca, pegué unos trocitos de anubia a un par de piedritas, y así los tiene en su escritorio:
Un saludo!!!